Antecedentes Institucionales

La UNAL, en sus 154 años de historia, ha orientado esfuerzos hacia el desarrollo de procesos de investigación y extensión que le han permitido constituirse en uno de los actores más importantes del SNCTeI. Sin embargo, debe mencionarse que antes de 1990, dentro de la Universidad no existieron lineamientos institucionales que orienta-ran las actividades de investigación, sino que había una política clara de laissez-faire basada en iniciativas individuales [19]. No obstante, dicho escenario, unido a las dinámicas que en el país se fueron desarrollando en materia de investigación, sembró la semilla para que con la llegada de la década de 1990 se iniciaran reflexiones sobre la esencia de la universidad y se gestaran procesos institucionales para orientar esfuerzos hacia la transformación de una universidad netamente profesionalizante a una universidad de investigación[1], o que al menos esta se convierta en una de sus principales misiones. Estos esfuerzos, con sus altibajos, se han venido fortaleciendo durante las últimas tres décadas.

Esta transformación de involucrar la investigación y luego la extensión como misiones institucionales no solo ha permitido a la UNAL marcar la diferencia entre las instituciones de educación superior en Colombia, sino que ha permitido que, a través de la generación y transferencia de conocimiento, se potencialicen y visibilicen sus aportes al país contribuyendo, significativamente, a la solución de las diversas problemáticas de los ámbitos local y nacional, así como su participación en diferentes y diversos procesos de generación de conocimiento en el ámbito internacional. Este cambio conlleva, como es lógico, a identificar y definir las áreas del conocimiento más representativas del talento humano de la Universidad y de las necesidades del país. 

Así, con la creación del Comité de Investigación y Desarrollo Científico (CINDEC), entre 1990 y 1999 se impulsa un primer gran intento de construcción colectiva para la organización temática, a través de la formulación de los Programas Universitarios de Investigación (PUI), los cuales fueron definidos como «espacios de discusión y conjunción de intereses estructurados por objetivos, tareas y actividades», en los que participaban las cinco sedes que constituían la Universidad en ese momento [19], [20]. Los PUI eran responsables de la formación de redes disciplinarias e interdisciplinarias que buscaban la complementariedad de la docencia, la investigación y la extensión [20]. Cada PUI estaba sustentado con un documento que recogía los avances y proyecciones de cada área en los ámbitos institucional, nacional e internacional [21], [22]. Al inicio de la década, se identificaron 15 PUI; al final de los años 1990, estaban activos sólo ocho, pero llegaron a ser hasta 19, como se puede ver en el Anexo  [19], [20].

La estructura normativa y administrativa para el desarrollo de la investigación fue modificada con la creación de la Dirección Nacional de Investigación (DINAIN), adscrita a la Vicerrectoría Académica, que en 1998 impulsó un segundo intento con el proyecto para la construcción colectiva de diez Campos de Acción Institucional (CAI), concebidos como «ejes temáticos en los que diferentes disciplinas confluían con el propósito de abordar problemas nacionales de alto grado de complejidad». Enmarcados dentro de los CAI, se diseñaron 47 Programas Estratégicos (PRES, ver Anexo 2 y ver Tabla 3, columna 1) que articulaban el quehacer de la Universidad en formación, investigación y extensión centrados en un problema nacional o en una responsabilidad institucional fundamental [23], [20], [24]. Los PRES promovían la interacción entre sedes, facultades e institutos, así como el trabajo con carácter interdisciplinar y transdisciplinar.  En el marco de los CAI y PRES, se destaca el primer encuentro de investigadores inter sedes, llevado a cabo los días 1 y 2 de octubre de 1998 [20].

Más adelante, el Plan Global de Desarrollo 1999-2003 estableció los lineamientos para la conformación de grupos de investigación y de redes académicas que trabajaran alrededor de los CAI y los PRES desarrollando proyectos de investigación que contribuyeran en la mejora de la calidad de vida de la sociedad colombiana; se esperaba, a su vez, que los grupos y redes académicas tuvieran la posibilidad de insertarse en las redes internacionales respectivas [20], [25].

El crecimiento, fortalecimiento y visibilidad de la investigación y la creación artística, en 2006, llevó a la creación de una Vicerrectoría de Investigación (VRI) que, a partir del análisis de la interrelación y el delineamiento de cuatro elementos —tendencias internacionales, necesidades nacionales, capacidad y tradición de la Universidad— se propusieron para desarrollar y fortalecer en el alma mater 27 áreas de conocimiento prioritarias (ver Tabla 3, columna 3) sin dejar de lado la posibilidad de incluir nuevas áreas, en tanto las necesidades y capacidades fueran cambiando [26].

En el marco del PGD 2007-2009, la Universidad buscó garantizar la articulación con el país a través de sus sedes y desde la VRI se impulsó la estrategia de redes de investigación y creación artística, las cuales se consideraron como «el conjunto de formas de organización que interactúan ordenadamente para el fomento, desarrollo y consolidación de la investigación en la Universidad Nacional de Colombia en diferentes áreas, propiciando la continuidad del trabajo inter y multidisciplinar para responder a las necesidades del país, mantener coherencia con las tendencias internacionales y buscar alianzas entre los actores de la investigación pertenecientes a la Universidad y las comunidades de pares externos en el desarrollo de proyectos de investigación de largo plazo y alto impacto» [27].

Entre 2010 y 2012, la VRI, reconociendo y asumiendo las experiencias anteriores pero con nuevas herramientas tecnológicas y de diseño de políticas de investigación y extensión, orientó un tercer esfuerzo hacia la formulación colectiva de áreas estratégicas a través de las Agendas del Conocimiento. En ellas, de manera directa más de 150 investigadores, creadores artísticos y expertos en extensión (y cerca de 1000 docentes de manera parcial o indirecta), siguiendo un proceso riguroso y sistemático de identificación de tendencias de investigaciones nacionales e internacionales, capacidades institucionales y demandas de la sociedad y del gobierno nacional y regional, propusieron los escenarios presentes y futuros para el desarrollo y las formas de cómo se podrían atender tales demandas, a través de trece agendas de conocimiento [28]. Las Agendas de Conocimiento constituían un sistema interconectado  (ver Figura 4 en Anexo) cuya base era la investigación fundamental que se define en «consonancia con las preguntas y resultados de investigación cuyo conocimiento se motiva de manera independiente a su aplicabilidad inmediata; pero su reflexión es inherente a la producción, uso y transferencia del conocimiento científico. De esta manera, los productos y el proceso de la investigación fundamental se constituyen, por una parte, en la base de los conocimientos disciplinares, y por otra parte en la memoria del saber científico y la apertura a nuevas indagaciones, teorías o leyes en ámbitos académicos de las ciencias sociales, básicas, humanas, naturales, y las disciplinas técnicas científicas de aplicación» [29].

Las Agendas de Conocimiento se concibieron como «un proyecto orientado a fortalecer los procesos de generación y apropiación de conocimiento realizado por los investigadores, a través de sus diversas formas de asociación, y la construcción colectiva de una visión compartida de futuro en la que se integre su capacidad mediante escenarios innovadores de acción junto con la experiencia y capacidad para la ejecución de programas y proyectos de investigación, desarrollo tecnológico, innovación, artísticos y culturales de carácter mono o multidisciplinar, con alto impacto en el desarrollo del país, que incidan en la construcción de conocimiento con alcance internacional» [28]. Las Agendas de Conocimiento estaban centradas en las áreas que se listan en la Tabla 3, columna 3 [28], [29], [38]–[41], [30]–[37].

No obstante, ese esfuerzo, reconocido y valorado por la comunidad, no transcendió en la siguiente administración.

Más adelante, en el marco del Plan Global de Desarrollo 2019-2021, la VRI definió cinco áreas estratégicas, que se listan en ver Tabla 3, columna 4, a partir del acumulado de las experiencias institucionales y dando continuidad a procesos de investigación y extensión que abordan problemas estructurales y coyunturales del país y que se proyectan en el largo plazo [42].

Los últimos esfuerzos se han dado en la actual Rectoría, los cuales buscan que la comunidad académica establezca lazos de colaboración intersedes para la solución de problemáticas de interés nacional. De un lado, está la conformación en 2019, de la Escuela Permanente de Pensamiento Universitario, con sus 25 Centros de Pensamiento (Ver Anexo  ) como un mecanismo para generar espacios de discusión y análisis para generar insumos 

para la construcción de políticas públicas [43]; y por el otro lado, la declaración como un asunto prioritario de gestión universitaria de las acciones encaminadas a la mitigación y adaptación frente al cambio climático y el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), a través del Acuerdo 362 de 2021 del Consejo Superior Universitario[1] [44]. Igualmente, es importante señalar que en el marco de la iniciativa «Tenemos que hablar», antes mencionada, la participación institucional de la UNAL liderada por la Escuela de Liderazgo Público se realizó a través del proyecto «Convergencia por Colombia», el cual, a través de varias mesas de trabajo, propuso un conjunto de soluciones a varias problemáticas que aquejan el país, como el desarrollo económico y social incluyente, el derecho a la salud, la educación, el fortalecimiento del Estado social de derecho, la democracia, la implementación plena de la Constitución de 1991 y de los Acuerdos de Paz, y el cambio cultural, entre otras [45].

A modo de resumen, la Figura 1 presenta la evolución de la estructura organizacional y los hitos en el país en materia de CTeI y su coincidencia en muchos aspectos con la evolución de la investigación en la UNAL.


[1] Una Universidad de investigación, según Balan(2008), debe: i) desarrollar una infraestructura para la investigación; ii) ofrecer programas de formación doctoral; iii) apoyar un gran número de investigadores como generadores de nuevo conocimiento a través de relación Universidad-Estado-Empresa; iv) consoli-dar una red de relaciones internacionales que investigue que fomente la investigación colaborativa; v) lograr visibilidad internacional de los resultados de investigación y de los procesos de creación artística; y, vi) destinar importantes recursos de I+D+i a través de diversas fuentes de financiación y trascender con sus investigaciones en el ámbito global.

Tabla 3. Síntesis de áreas prioritarias en el ámbito institucional

Fuente: [19], [20], [26], [28], [42].

Referencias

[9] Centro de Pensamiento para el Fortalecimiento del Liderazgo y Empoderamiento de la Mujer Colombiana en STEM

[11] Centro de Pensamiento Medicamentos, Información y Poder (anteriormente Centro de Pensamiento para la Equidad, Acceso y Uso Racional de Medicamentos y Bioterapéuticos)

[12] Centro de Pensamiento Región y Nación

[15] Centro de Pensamiento sobre la Amazonia

[16] Centro de Pensamiento Trabajo Decente, Salud Laboral y Calidad de Vida

[17] Centro de Pensamiento en Cultura, Territorio y Gestión

[19] Centro de Pensamiento en Propiedad Intelectual

[20] Centro de Pensamiento Nicanor Restrepo Santamaría para la Reconstrucción Civil (CeNiRS)

[26] Centro de Pensamiento en Asuntos Estratégicos para el Desarrollo del Litoral Pacífico Colombiano

[28] Centro de Pensamiento en Innovación y Transformación Digital

[42] Centro de Pensamiento en Energías Renovables y Sostenibilidad